Mostrando las entradas con la etiqueta muerte. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta muerte. Mostrar todas las entradas

Noches de insomnio



Son las 4 de la mañana, siempre son las 4 de la mañana y estoy pensando en lo que sea que se piensa a tan maldita hora...

De súbito mis divagaciones se ven interrumpidas, la muerte se acerca, viene a recordarme mi mortalidad, me asusta, es un miedo natural; por instinto me paralizo, mi corazón desciende la intensidad de sus latidos y se corta mi respiración. Ella es rápida, en un par de segundos nos encontramos frente a frente, me abraza, oscuridad, escalofríos y desaparece.

Dejo escapar un largo suspiro y pienso: no quiero morir, no quiero morir que da paso a no estoy haciendo nada con mi vida ¿qué hago? ¿Qué hago?. Desesperación. No voy a conciliar de nuevo el sueño hasta que de con la respuesta. No me debe ser posible descansar sin antes saber...

Mantengo los ojos fijos en el techo, mi mente está en blanco, ya he estado antes en esta situación.

La Muerte Chiquita



Morirse, mis estimados, no es nada del otro mundo; ya se sabe que, en realidad, nos morimos a cada rato: nos petateamos al dormir, cuando se desconecta toda la patada y nadie sabe ni qué pedo; también piramos de la vida cuando nos venimos, pues ya se sabe que algunos tremendones venidones de plano lo borran a uno del mapache. Bueno, también es obvio que uno puede morirse simbólicamente, darle en la madre a una personalidad chafa para renacer en una más rayada, o al revés, ni modo. En realidad muchos dicen que somos muertos circulantes, porque no hemos nacido a la verdadera vida, la neta y efectiva, la auténtica buena onda. Por último, también nos vamos a calacas en algunos viajes con hongos o peyote o elesedé: Agarra esta onda, hijo: de pronto todo se suspende, el vacío toma posesión y nomás no hay nada, lo que se dice nada; después, si lo mereces, renaces; no sabes qué pasó, pero sí estás seguro de que te moriste de a deveras; físicamente, no se trata de un puto símbolo o de una pinche metáfora.


Extraido de "El hotel de los corazones solitarios" del autor José Agustín.

Morir




Estan ante una situacion que no pueden resolver?, piensan que la vida es demasiado dura?, Tienen miedo de realizar algo?, consideran que no pueden enfrentar determinado problema? Tienen miedo de expresar algo?, Una muy buena solución ante todo esto y más, es darse valor diciéndose asi mismos: Voy a Morir, y realizarlo.


Cada noche antes de dormir, hay un sentimiento que a veces, se roba el sueño y me hace delirar. Oprime mi corazón y me invade de nostalgia. Seguramente es lo más parecido a la muerte que un ser humano puede sentir en vida. En algún momento una lagrima se me escapa acompañada de una risa silenciosa, me digo a mi mismo “ es como si la muerte posara su mirada en mi por unos segundos”.
Reacciono y me doy cuenta que deje de respirar por un tiempo, enseguida tomo una bocanada de aire y renuevo mis pulmones, estabilizo mi corazón y decido pensar en algo más alegre.

Así hasta conciliar el sueño.

En uno de esos días, después de una noche como esa, comprendí que se puede usar la muerte como una fuente de valor para enfrentar cualquier cosa.


Voy a morir mañana, en unos minutos o dentro de unos años, no se que pase después de eso, solo puedo controlar lo que pasa ahora y es lo único que importa.
No se si habrá otra oportunidad, asi que es mejor hacerlo mientras tenga vida.

Piensen en todo esto al momento que consideran la muerte proxima, a escasos minutos de ustedes...